Luis Hernández de Loma
Recuerdo las peleas que teníamos con los canutos que sacábamos de los plumeros de las cañas de la huerta de José (que se cabreaba mucho cuando los cogíamos-robabamos). De munición usábamos los chorlitos, semillas de los eucaliptos que había por allí; en esto Pepito Acosta era temible, como siempre…
Otra cosa era cuando venían los chorlitos de paso y nos íbamos a tratar de pegarle pedradas a la playa a los «roncaores«, cosa dificilísima, porque quebraban el vuelo en el ultimo momento y no había dios que acertara.