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A Joaquín Mora, «El Lele»

Lola Lara

Todavía me acuerdo de cuando te conocí. Nos presentó Trujilloel Trujo, como le llamabas.

Amigos desde la infancia, vuestras vidas corrieron en paralelo durante muchos, muchos años.

No tenías un carácter fácil: eras muy picón o, como ahora se dice, te mosqueabas con mucha facilidad, y el leve entrecejo que siempre tenías marcado nos lo daba a entender. pero como le cogieras cariño a alguien ya podíamos apostar que iba a ser para siempre.

Tu andadura profesional y la de «el Trujo» empezaron a la vez y, en aquellos años en los que el bolsillo casi siempre estaba vacío pero la cabeza estaba llena de sueños y esperanzas, fuiste, junto a tu mujer y tu primer hijo, la mejor familia que unos chiquillos recién casados pudieran soñar.

¿Te acuerdas, Lele, cuántos caracoles con alioli y cuántos mejillones al vapor comimos durante aquellos años en Lérida? Era lo más baratito que había en el mercado, pero ahora sé lo bien alimentados que estábamos. Si, además, estaba acompañado de muchas risas y algunas discusiones, nos sentíamos felices y satisfechos.

¿Y las piscinas? Las Balsas, se llaman en Lérida, pero ya en el ’73 nos dejaban con la boca abierta al ver aquel complejo en donde pasábamos los días que librabais porque para los funcionarios la entrada era gratuita. Así que, ¿de qué mejor manera pasar el caluroso verano de allí?

Y cuando te hospitalizaron y Fali y el niño se vinieron a casa a vivir…Y cuando volvió a quedarse embarazada y cosíamos juntas ropa premamá…

¿Te acuerdas?, ¿sí?, ¿te acuerdas?…

Hasta AYER sabía que sí, y quien dice ayer dice hasta hace muy poco y me decías que aún lo recordabas como se recuerdan los buenos momentos…pero HOY sé que ya no me lo puedes decir, que ese zarpazo que te dio la vida tan a destiempo ha vuelto con tantas ganas que ha borrado hasta tu ceño fruncido, tan tuyo.

Por eso sé que lo que se adivina bajo las sábanas es sólo un cuerpo dañado al que su familia no descuida ni un momento, pero que tú, EL LELE, estás flotando entre nosotros, y sé que encontrarás la manera de decirnos que hay cosas que no se olvidan ni con la enfermedad, ni con la misma muerte.

TE QUIERO, LELE

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